domingo, 17 de febrero de 2013

Donde estás dulce niño

Esta es la historia de un niño que se perdió una vez, y que ya nunca más apareció. Este niño era, como tantos otros, un niño dulce e inocente, que se asombraba con cada una de las maravillas de la vida, que amaba a todos cuantos seres le rodeaban, que gritaba de alegría y lloraba cuando debía. Esta es la historia de un niño especialmente curioso, que se salía de los estándares, que creía que todo era posible, que se cuestionaba todo cuanto le rodeaba, así como todo lo que venía en los libros y, por supuesto, todo cuanto le contaban “los adultos”. Si si, esos que con cuarenta años más no tenían ni idea de lo que era la vida, esos que no se salían de lo establecido. Esta es la historia de un niño que cometía errores y luchaba por arreglarlos, un niño que no creía, porque sabía a ciencia cierta que era capaz de todo. Esta es la historia de un niño que llegó a ser el mejor violinista que ha dado esta puta ciudad, y que ni siquiera se le pudo subir a la cabeza. Esta es la historia de un niño al que álguien le explicó que su talento no importaba, si se cruzaba en medio una pija con dinero. Esta es la historia de un niño que pasaba de toda norma establecida, que se revelaba, que intentaba luchar contra un sistema totalmente indestructible. Esta es la historia de un niño que lloraba cada vez que veía como mataban focas a palos por la tele, o cada vez que se cruzaba con un cazador con las manos llenas de sangre, o cada vez que se preguntaba hasta donde podría llegar la crueldad de los humanos, o por qué a nadie le importaba, por qué todo el mundo miraba para otro lado, por qué se merecía vivir una persona que ni siquiera era capaz de respetar la vida de un pobre conejito, que solo pensaba en hacerle cosas horribles, por qué mientras nosotros vivíamos empeñados en comprarnos trastos inútiles otros morían de hambre. Por qué tanta gente le odiaba, por qué tanta envidia le tenían, por qué todo tenía un precio demasiado alto para él. Ese niño no se había perdido, sino que solo permanecía escondido, porque había mucha gente que se lo quería cargar. Nunca jamás serán capaces, porque yo daré mi vida por él.

2 comentarios:

Alberto dijo...

Se que la foto no pega mucho, pero es que es un bicho tan simpático... jeje

Esperanza dijo...

Ay... si todos conserváramos algo de ser niños! Muy enérgico ;) Gracias