lunes, 29 de septiembre de 2008

Soñando...


A veces utilizamos en vano la palabra soñar. Soñamos con una casa en propiedad, con un coche potente, diésel, claro está, como rige la moda; soñamos con una pareja lo mas bella posible y que nos excite lo mayor posible, y por supuesto también soñamos con poder.Y cuando queremos darnos cuenta, nuestro tiempo se acaba y ni siquiera hemos podido soñar realmente. La primera necesidad del ser humano es la libertad, y de ella parten los verdaderos sueños. Vivir en una isla paradisiaca, recorrer el mundo, hacer deportes extremos y actividades frenéticas. Cuando realmente conocemos nuestros sueños ya hemos dado un paso adelante, tenemos claro lo que queremos hacer con nuestra vida, ahora debemos saber el cómo. Hemos de levantarnos de nuestro puto sofá, dejar de fardar de aventureros y salvajes y empezar a moverse. La tercera y última cosa que hay que hacer es dejar de contar con la gente que te rodea para todo esto, porque son como tú antes de dar el gran paso de levantarte de tu sofá emocional. Hemos de buscar a alguien, una o dos personas por las que merezca la pena esperar un poco para ello, y empezar a vivir de verdad, porque por mucho que creamos que sabemos, por mucho que pensemos que hemos visto, por muchos caminos que hayamos recorrido, siempre nos quedara algo por hacer, algo por lo que merezca la pena seguir viviendo.

???

Creo saber, pero ya no se que creer.
Siento que se, pero ya no se que sentir.
Puedo creer, pero ya no creo poder.
Se que querer es poder, pero ya no se si puedo creer.

martes, 23 de septiembre de 2008

Angustia

Atónito ante tanta masacre, ardo, sin respiración, inmerso en el sueño de que aún existe una razón para creer que puedo olvidar. Perdido en un profundo mar, divago entre mis dudas, a la par que me mantengo a flote, agarrado a lo que parece un resquicio de mi bendita dignidad.

Una vez soñé

Una vez soñé que ya eras mía.
Una ves soñé que por fín te tenía.
Que entre mis brazos te acurrucabas,
que me querías,
que te besaba

Una vez quise que me quisieras.
Una vez temí que no me vieras,
como tu amor sino como tu amigo,
si tu quisieras
te amaría, te lo digo.

Una vez crei que ya vivía.
Una vez pensé que ya sentía.
Que sin tí no era felíz,

Una vez soñé que te quería...

Tan lejos, y tan cerca.


Al calor de una suave música ambiental,
en aquél nuestro lugar especial,
abrazados, olvidándonos de todo lo demás,
en nuestro mundo, mirándonos, sin apenas poder hablar,
nos hallamos dos amantes, presos de la pasión, sin poder escapar.
Con las caras entrecruzadas, insinuando un beso, pasando segundos, minutos, e incluso horas, pues aquí no existe el tiempo,
rozo tus finos labios suavemente,

para después besarte con una dulzura que nos costará olvidar,
sin que nada más importe, sin necesidad de hablar,
tan solo mirarnos y besarnos hasta nuestras bocas secar.
Acaricio suavemente tu preciosa cara,
para luego tu pelo apartar,
mas nos tornamos en otro profundo y sentimental beso,
esto ya nadie lo puede parar.
Acaricio tu cuello, te beso
con ternura y suavidad,
mientras nuestros brazos nos rodean inseparablemente.
Entonces llega ese momento, donde sobran las palabras,
salen y entran a través de nuestros ojos sentimientos
que no podemos controlar,
mas entonces, y solo entonces,
nos fundimos en otro mágico beso.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Carta de amor


Te miro y el mundo se para. Te escucho hablar y la gente se calla. Te rozo y dejo de sentir la leve presión newtoniana del suelo contra mis piés. Me hablas, sonríes, tus ojos denotan una cierta confianza debido a mi pasividad ante tus encantos, pero debes saber que no soy mas que uno de tantos, que anhelo estrecharte entre mis brazos, que adoro el caer de tu melena rubia sobre tu espalda, el movimiento mágico de tus piernas cuando caminas, la expresividad de tu sonrisa, e incluso el color de tus mejillas, la armonía de tus palabras, tan solo propia de los grandes maestros; pero lo que me mata de verdad, lo que por las noches no me deja descansar, es esa mirada tuya, que infunde dulzura, tal vez inocencia, pero que hace imposible contemplar el resto de tí.

Primera reflexión de un novato

Pensamos en lo que creemos,
pero no nos creemos lo que pensamos.
Amamos a quién queremos,
pero no queremos a quién amamos.
Hacemos lo que bién sabemos,
más si bién no sabemos lo que hacemos
¿En qué coño pensamos?